De todos los objetivos
alcanzo mejor los pequeños:
hacerme el dormido para que atienda otro
parecer bueno parecer malo o
salir de los parquímetros
sin mirar hacia atrás por el espejo
desprecio por el futuro
colectivo, ese que parece
una fosa común y amenaza
con la embestida
desprecio por su camino
y por la urgencia de recorrerlo.
Si el conductor se impacienta le juego un idiota
la luz encandila y va a tragarme dirían.
Comprobar el carácter centrípeto del odio
es un oficio que puede disfrutarse, sí
amo lo que rompe contra mi
al ralentar la marcha,
de atrás grita todo el que quiere llegar.
Cuando estoy por perder el permiso
del semáforo acelero. Por el retrovisor un cúmulo
de destinos obstruidos a causa
de una vocación.
A veces la muerte piensa
en mi como objetivo pequeño
sus contactos telepáticos no dejan dormitar
corro por la casa
me pego fuerte, encandilado
sujeto a lo que haya
espero al día
dejar atrás colectivos.
Eso, creo, es lo que me hace feliz.